Berlín en 4 días: guía para no perderte nada
Saca lo mejor de Berlín con una ruta completa de cuatro días, de lo clásico a lo alternativo
Berlín es famosa por los monumentos de la guerra fría y por la vibrante escena musical y artística. Sin embargo, la capital alemana esconde unos lugares donde el tiempo parece haberse parado y enclaves naturales de gran belleza. Nuestra ruta intenta coger lo mejor de cada faceta para regalarte un trayecto redondo para llegar a cabo sin prisas. Sigue leyendo y descubre qué ver y hacer en la capital alemana.
Primer día: lo imprescindible
Berlín ha sido por largos años sinónimo de muro. Su caída y la posterior reunificación del país cambiaron el rumbo de la ciudad que recuperó la capitalidad y el entusiasmo. El paseo de hoy no puede que empezar en la East Side Gallery, ul tramo de muro que ha sobrevivido al derrumbe.
East Side Gallery y Alexanderplatz
La ruta empieza por un lugar ligado a la historia recién de Berlín: el muro. El tramo más grande todavía en pie se encuentra en la East Side Gallery y está decorado por un sinfín de murales. Es una etapa obligada de cualquier viaje a Berlín y merece la pena acercarse para disfrutar del arte callejero. Los graffiti datan de 1989 pero han sido restaurados para paliar los efectos de los agentes atmosféricos.
Desde esta zona no te será difícil alcanzar la céntrica Alexanderplatz, el corazón vibrante de Berlín. Puedes optar por el bus (línea 300), el tren (línea S5) o un paseo de veinte minutos.
En este último caso, te bastará seguir la silueta de la Torre de la Televisión que se encuentra a escasos metros de la plaza. Durante la guerra fría era el epicentro de la zona este y los soviéticos aprovecharon la ocasión para transformarla en una vitrina del comunismo. El Reloj mundial, la Fuente de la Amistad de los Pueblos (Brunnen der Völkerfreundschaft) o el gran mosaico en la Casa del Profesor dan fe de esto.
Alcanza la Isla de los Museos
La Isla de los Museos es un imprescindible de la ciudad. Este islote en el medio del río Spree hospeda cinco espacios culturales y el más famoso es sin duda el Museo de Pérgamo, la mayor colección dedicada al mundo antiguo (aunque actualmente este museo cerrado por obras y habrá que esperar varios años para su reapertura). Los tesoros en su interior han sido hallados por arqueólogos alemanes a finales del siglo XIX. En su interior verás diversas obras maestras:
- Altar de Pérgamo, la reconstrucción del altar original hospedado en la ciudad homónima. Sus bajorrelieves retraen la lucha entre Zeus y los gigantes. Durante la segunda guerra mundial fue requisado como botín por los soviético pero volvió a Alemania unos años después
- Puerta de Ishtar. Embellecía el templo de Marduk en la legendaria ciudad de Babilonia. Está dedicado a la diosa del amor y la guerra y destaca por sus bellos azulejos
- Salón de Alepo, la sala de recepción del comerciante cristiano Isa ibn Butrus. Está espléndidamente conservado y sus colores siguen siendo muy vivos
- Puerta del mercado romano de Mileto. Por lo que sabemos, data del siglo II d.C y se levantó probablemente durante el reinado del emperador Adriano. Es una de las piezas mejor conservadas
Visita el parlamento alemán
Toma el metro y baja en la parada Bundestag, unos metros más allá se encuentra el edificio del Reichstag. Como otras construcciones de la ciudad también el paramento alemán fue dañada gravemente durante la segunda guerra mundial. La cúpula original ha sido reemplazada por una cobertura de cristal y es posible subir hasta la cumbre para admirar el panorama. Podrás hacerlo de 8:00 a 24:00.
Otras alternativas son un tour guiado o la escucha de una sesión del parlamento. En ambos casos deberás registrarte en la web oficial. No te preocupes, tiene una página en español. El Bundestag ha tenido una historia turbulenta y merece la pena dedicar un poco de tiempo para descubrir los acontecimientos más importantes, desde la República de Weimar al periodo de la reunificación del país.
Párate a mirar el ocaso en la Puerta de Brandeburgo
La imponente y célebre puerta monumental fue construida por voluntad de Federico el Grande, rey de Prusia y hombre de grandes talentos. Es un calco de la Acrópolis de Atenas y mide 26 metros de altura por 11 metros de largo. Si no hice mal los cálculos, llegarás a la hora del ocaso, uno de los mejores momentos para disfrutar de sus encantos. Antes de anochecer, los últimos rayos del sol hacen relucir la piedra arenisca que compone el monumento.
La Puerta de Brandeburgo es uno de los 10 monumentos que ver en Berlín de noche . Es el icono de la ciudad y los focos lo hacen brillar en la oscuridad. A menudo se organizan eventos, conciertos u otros acontecimientos a sus pies. Si visitas la capital alemana en noviembre podrías toparte con alguna conmemoración de la caída del muro.
Todos los recorridos de los autobuses turísticos de Berlín tienen parada en este monumento. Por eso, te recomiendo que te hagas con un pase de 24 o 48 horas para subir a uno de ellos y poder descubrir cómodamente este y otros lugares imprescindibles de la ciudad.
Segundo día: Kreuzberg y un cocktail de autor
Kreuzberg tiene la fama de ser el barrio más cool de Berlín. Los graffiti y la atmósfera cosmopolita le convierten en una etapa obligada. Hoy vamos a explorar esta zona de la capital.
Pasea por el barrio turco
Durante la guerra fría, Kreuzberg era el barrio más pobre de la zona occidental. Poco a poco, los bajos costes de la vivienda atrajeron a un mix de hippies, okupas, artistas e inmigrantes turcos. Los primeros llegaron en los años sesenta y muchos de ellos decidieron quedarse en la capital. En la actualidad, Kreuzberg es un distrito multicultural y merece la pena dedicar una mañana para explorar sus rincones. A continuación encuentras las principales atracciones del barrio:
- Oranienstraße y Bergmannstraße, dos calles donde ir de compras. Entre las tiendas más apreciadas no podemos no mencionar Hammett Krimibuchhandlung (una librería especializada en las novelas policíacas, Friesenstraße 27), Coy Art To Wear (el paraíso de los sombreros, Sophienstraße 6), Picknweight (un clásico de las tiendas vintage. Se paga al peso. Bergmannstraße 102) y Prinzessinnengärten, un jardín ecológico y social que pone en venta sus cosechas (Hermannstraße 99-105)
- Engelbecken, un parque donde un tiempo había un canal. En el siglo XX, el rey de Prusia mandó construir una acequia y la nombró Luisenstadt en honor de la reina Luisa de Mecklenburg-Strelitz. Desafortunadamente, esta vía de agua tuvo vida breve y fue desecada a principios del siglo XXI. Hoy en día, un pequeño lago recuerda el pasado “acuático” del barrio
- Berlinische Galerie, el museo de arte modernista, fotografía y arquitectura. El billete cuesta unos 10 €. Abre de miércoles a lunes, de 10:00 a 18:00 (Alte Jakobstraße 124/128) - Beach bars, los establecimientos que se asoman hacia el río Spree. Los mejores son Club der Visionӓre (muy concurrido el domingo por la tarde, Am Flutgraben) y Badeschiff, una piscina flotante con hamacas y tumbonas (Eichenstraße 4)
- Topografía del terror, el edificio que hospedaba la Gestapo. En la actualidad es un museo dedicado a los oscuros años de la época nazi. Abre todos los días de 10:00 a 20:00 (Niederkirchnerstraße 8)
- Oberbaumbrücke, el puente más bonito de Berlín. Durante la guerra fría era una de las pocas fronteras entre el este y el oeste
Haciendo uno de los cruceros por Berlín podrás conocer este bonito barrio y muchos de sus encantos. Puedes aprovechar además los paseos en barco que ofrecen cena a bordo para disfrutar de una experiencia completa navegando por el río Spree.
Pide un cocktail en Limonadier
En Kreuzberg no faltan opciones a la hora de encontrar un bar y sin embargo mi elección es fácil: Limonadier. La ginebra, algunos licores y la limonada son de producción propia y dejan sus huellas en cada creación. Verás unas cuantas copas originales y el personal está siempre disponible para guiarte en la decisión.
Se encuentra en Nostitzstraße 12 y abre de 19:00 a 2:00 (de lunes a jueves) y de 19:00 a 3:00 (viernes y sábado). También ofrece un happy hour de 19:00 a 20:00. Te aseguro que merece la pena.
Tercer día: los alrededores
Si los primeros días los hemos dedicado a visitar Berlín, en el tercero vamos a salir de la ciudad para llegar a Wansee, una localidad en el distrito berlinés de Steglitz-Zehlendorf. Se encuentra a poca distancia de Potsdam.
Explora el Großer Wannsee
Si visitas la capital alemana en verano puedes escapar del calor en el Großer Wannsee, una ensenada del río Havel. Está a unos 20 kilómetros al suroeste de Berlín y cuenta con una playa muy grande (strandbad) con arena blanca importada de la costa báltica. Puedes alquilar unas tumbonas y nadar en la zona de baño al aire libre más grande de Europa.
También cuenta con toboganes acuáticos, vestidores, juegos infantiles, bares y restaurantes. La playa (strandbad) abre a finales de marzo y cierra a mediados de septiembre mientras que el horario diario es de 9:00 a 20:00 (viernes y sábado hasta las 21:00). La entrada cuesta alrededor de 5 €. Llegar hasta aquí es muy sencillo, desde la Estación Central de Berlín te bastará tomar el tren S7 o S1 y bajar en Wannsee. El trayecto dura unos 45 minutos.
Otra opción recomendable es alquilar una bici y recorrer la ruta Wannsee-Babelsberg. Ten en cuenta que, en general, está permitido llevar bicicletas en los trenes mientras que en metros y tranvías podrás subir solo donde las puertas están señalizadas y siempre que se disponga de espacio suficiente. Por lo tanto, podrás alquilar tus dos ruedas en el centro de Berlín. El trayecto es de 14 kilómetros y toca los puntos de interés de la zona:
- Liebermann-Villa, la antigua casa de verano del pintor Max Liebermann. En la actualidad es un museo de arte dedicado a su viejo dueño y custodia unos 150 grabados, pinturas al óleo, pasteles y dibujos. Si te apetece, puedes contratar un tour guiado que te desvelará la historia detrás de las obras y los encantos del jardín que rodea la residencia
- Casa de la Conferencia Wannsee, la residencia donde se planeó la solución final de los judíos. Hoy en día hospeda una exposición permanente ("La Conferencia de Wannsee y el exterminio de los judíos europeos") con fotografías, recortes de periódicos, copias de documentos, propaganda y otros documentos acompañados de textos descriptivos
- Pfaueninsel, una pequeña isla que esconde un palacio romántico. A fines del siglo XVIII, Federico Guillermo II de Prusia construyó este lugar para él y su amante favorita, Wilhelmine Enke. Para llegar hasta aquí deberás tomar un ferry que no admite bicicletas. Sin embargo podrás dejar la tuya en los puestos cerca del embarcadero
- Glienicker Brücke, el puente que cruza el río Havel. Es un eje crucial de la carretera entre Potsdam y Berlín y durante la guerra fría marcaba la frontera entre occidente y oriente - Palacio de Babelsberg, la residencia de verano del Emperador Guillermo I. El arquitecto Karl Friedrich Schinkel se inspiró a las mansiones inglesas de estilo Tudor y el resultado es un edificio neogótico muy fascinante. Desafortunadamente, abre sólo durante exposiciones y eventos especiales.
Prueba las delicatessen locales
Tras un día tan intenso, hay que reponer fuerzas con un clásico de la cocina alemana: los Königsberger Klopse. Si no estás familiarizados con las recetas locales, te gustará saber que son unas ricas albóndigas de carne y anchoas acompañadas por una crema de alcaparras. La receta es originaria de Königsberg, la actual Kaliningrado y es muy popular en todo el país. Se dice que el mismo Kant no sabía decir que no a unos Königsberger Klopse.
Si quieres probar las mejores te recomiendo Berlin Beef Balls, un nuevo llegado de la ciudad que supo conquistarse un hueco en el panorama gastronómico de la capital. Además de las recetas tradicionales cuenta con versiones tanto modernas como vegetarianas. Se encuentra en el mercado cubierto Markthalle Neun (Eisenbahnstraße 42/43).
Cuarto día: la tradición
Alcanza el distrito histórico de Spandau
Para el cuarto y el último día, puedes hacer un paseo por Spandau, un barrio con mucho encanto. Se encuentra en la orilla del río Havel y es conocido principalmente por la Ciudadela, una fortificación del siglo XIII posteriormente reconvertida en edificio renacentista. Para empezar la ruta puedes visitar la exposición permanente que ilustra la historia de este lugar. Se halla en la antigua comandancia.
La Ciudadela de Spandau es una construcción imponente de ladrillo rojo. Su frontal es embellecido por un gran escudo con la corona real que fue añadido durante el reinado de Federico III. Otra atracción singular se encuentra en el Bastión de la reina. En sus entrañas se oculta una cueva habitada por una colonia de murciélagos y se organizan excursiones para visitarla. Sin embargo, Spandau tiene mucho más que ofrecer:
- Nikolaikirche, la iglesia de San Nicolás. Tuvo un papel importante en la fundación de la capital alemana: a principios del siglo XIX se celebró la primera asamblea de Berlín. Abre de jueves a domingo, de 10.00 a 18.00 (Reformationsplatz)
- Gotisches Haus, un edificio de estilo gótico tardío que se remonta a la segunda mitad del siglo XV. No se sabe mucho de ella pero dos cosas son ciertas: es la casa más antigua de Berlín y pertenecía a una familia de mercantes. En la actualidad hospeda algunas exposiciones temporales (Breite Straße 32)
- Lindenufer, un parque maravilloso y rodeado de agua. Tomate un poco de tiempo para recorrer sus senderos. En este mismo punto se unen dos ríos, el Havel y el Spree. Si te apetece, puedes pasear hasta el batardeau, una estructura del siglo XIX que se utilizaba para regular los niveles de agua
Descubre la cara noble de Berlín
Después de una pausa para comer algo y retomar fuerzas, dirígete hacia el Palacio de Charlottenburg (Schloss Charlottenburg), la residencia real de la casa de los Hohenzollern. Federico I de Prusia mandó construir esta residencia de verano como regalo para su esposa Sofía-Carlota. Es una joya artística con un salón de baile de estilo rococó, una colección de porcelanas (Porzellankabinett) y decenas de objetos de la época.
El Palacio de Charlottenburg abre todo el año de martes a domingo aunque el horario cambia con la temporada. De abril a octubre funciona de 10:00 a 17:30 mientras que durante el invierno cierra con una hora de antelación. En cuanto al precio, la tarifa estándar ronda los 17 € e incluye el alquiler de una audioguía disponible en varios idiomas. Para viajar más ligero puedes dejar la mochila o el bolso en el guardarropa gratuito.
Antes de volver al hotel, te recomiendo dar un paseo por los jardines. El área verde fue diseñada por el paisajista francés Siméon Godeau que llevó a Alemania los criterios estéticos de los jardines de Versailles. Sus puntos más famosos son el mausoleo dedicado a la esposa del rey, la casa de té Belvedere y el Neuer Pavillon, un edificio neoclásico inspirado en una villa napolitana.
¿Vale la pena visitar Berlín en 4 días?
En mi opinión, un viaje de cuatro días es lo ideal. Tendrás tiempo suficiente para ver los principales atractivos de la capital sin tener una agenda demasiado apretada. Si dispones de cinco o siete días deberías plantearte visitar alguna localidad cercana. Cogiendo el tren podrás llegar fácilmente a Dresde, Lipsia, o Hamburgo. Los palacios y jardines de Potsdam y el campo de concentración de Sachsenhausen están incluso más cerca.