8 sitios donde comer en tu excursión a Brujas [actualizado 2024]
Si estás organizando tu excursión a Brujas y no quieres dejar nada a la improvisación, toma nota de dónde y qué tienes que comer durante tu paso por la ciudad.
Vayas cuando vayas a Brujas, hay un menú belga esperándote. En invierno, busca los lugares más calentitos y los platos más consistentes para huir del frío. Tómate una buena cerveza para bajar la comida y, sea como sea, no te vayas de allí sin dar bocado a sus chocolates.
Si has reservado una excursión a Brujas desde Bruselas, tendrás tiempo libre para elegir un restaurante, disfrutar tranquilamente de sus platos más típicos y sentirte un belga más. Te ayudo a elegir para que te vayas de allí con el mejor sabor de boca.
1. La clásica sopa belga para resguardarse del frío
Si visitas Bélgica durante los meses más fríos del año te habrás dado cuenta de que las temperaturas son bastante bajas. Para que el frío no empañe tu visita, necesitarás una buena comida calentita que te ayude a reponer fuerzas.
Y para ello, nada mejor que una clásica sopa belga acompañada de un buen pan y de los típicos croutons (o picatostes). En Soup encontrarás justo lo que estás buscando y, además, a un precio inmejorable. La sopa del día cuesta unos 6 € y si quieres acompañarla con medio bocadillo, el menú completo te costará 9,50 €.
Además, son rápidos y súper amables, lo que te hará salir de allí con fuerzas y muchas ganas de seguir recorriendo Brujas y conociendo sus calles y sus gentes.
2. El mejor desayuno belga está en Tattie's y se puede comer a cualquier hora del día
Zumos, croissants, pan tostado, todo tipo de tés y cafés... Si eres de los que disfruta el desayuno como nadie, no te importará pasar por Tattie's a cualquier hora del día y montarte un brunch a tu gusto.
El local es muy pequeño, no puede ser más acogedor, y es el favorito de los belgas (¡no tienes más que ver el cariño que les dan en las reviews en internet!). Mención especial merecen sus bollitos de pan, que hornea su cariñosa dueña allí mismo cada día.
Date el gustazo y "desayuna" en Tattie's en cualquier momento... ¿no dicen que el desayuno es a comida más importante del día?
3. Pescados, carnes y vinos gourmet en Réliva: el restaurante orgánico más rico de Brujas
Réliva son palabras mayores: aquí encontrarás una carta con productos naturales y de alta calidad, un menú súper variado y una atención exquisita.
La tranquilidad de la calle en la que se ubica ya te irá haciendo entrar en ambiente: en Réliva todo el mundo habla bajito, el lugar es precioso y la comida deliciosa. ¿No es esta la mejor receta para disfrutar de un buen menú durante tu excursión a Brujas?
Déjate aconsejar por el personal (son todos locales) y te recomendarán cuáles son los productos más frescos de la temporada. Para chuparse los dedos, ¡créeme!
4. Los waffles de Chez Albert no necesitan presentación
A Bélgica se viene también a comer dulces, y entre ellos el waffle es el rey belga. Verás miles de sitios, tanto en Bruselas como en Brujas, dispuestos a prepararte un buen waffle con todo el cariño del mundo, pero si quieres probar uno de nivel, ve a buscar los de Chez Albert.
Mi favorito será siempre el que vaya acompañado de fresas y nata (y, por supuesto, de un buen chocolate belga). ¿Un consejo? Busca un banquito con vistas a alguna plaza o canal que te haya robado el corazón y no dudes en sentarte un rato a disfrutarlo mirando al horizonte y viendo a la gente pasar. Será uno de los highlights de tu viaje, seguro.
5. Degusta una cerveza exquisita en Le Trappiste
Si estás organizando tu viaje a Bélgica, te guste o no, acabarás probando (y disfrutando) de sus cervezas artesanales (yo ni siquiera sabía que existían tantos tipos de cerveza diferente!). Sea verano o invierno, una buena cerveza fría te hará entrar en calor, sobre todo si la tomas en Le Trappiste.
Su ambiente de taberna medieval (¡¡¡que tiene 800 años!!!) y la preciosidad de sus muros y arcos de piedra te harán viajar en el tiempo, olvidarte de qué hora es y disfrutar de una buena birra como lo hacen los belgas.
También tienen tienda online y una preciosa colección de cervezas embotelladas en botellas y latas de distintas formas y colores que querrás llevarte a casa en la maleta (¡aunque sea ya vacías!).
6. Date un atracón de mejillones en Poules Moules
Si quieres vivir por unos días como un belga, tendrás que comer como un belga. Y eso implica darte un buen homenaje de mejillones en tu visita a Bélgica. Después de haber probado varios sitios, mi preferido es sin duda Poules Moules.
El lugar no puede ser más auténtico, tanto en su interior como en su acogedora terraza. Podrás pedir no solo mejillones, sino también todo tipo de marisco (de nuevo, déjate aconsejar siempre por su personal) y no te irás de allí sin haberte chupado los dedos.
Podrás combinarlos con la sopa del día y por supuesto, con patatas fritas (sí, sí, has leído bien). En Bélgica cualquier excusa (y menú) son buenos para comer patatas fritas.
7. Las patatas fritas también pueden ser Gourmet, en The Potato Bar
Y siguiendo con la tradición belga más arraigada, llega el turno de las aclamadas patatas fritas. Si quieres las mejores (porque hablando de patatas fritas hay clases y clases), no lo dudes y ve a The Potato Bar.
Encontrarás un lugar industrial preparadísimo para hacerte salivar con cada una de sus delicias: sus croquetas y hamburguesas son lo más y las patatas fritas, servidas con los toppings que elijas a la carta, no te dejarán indiferente.
Atrévete también con sus huevos fritos. Al fin y al cabo estarás todo el día andando alrededor de Brujas y no pasa nada por saltarse la dieta un día, ¿no crees?
8. El mejor chocolate belga, en The Old Chocolate House
Y el último puesto del ranking, porque lo mejor siempre se deja para el final, es el remate dulce del día. No habrá jornada en Bélgica en la que no caigas en la tentación de picar en alguna de sus chocolaterías. A tu paso por Brujas, la mejor que puedo recomendarte es la de The Old Chocolate House.
Sus chocolates y dulces, perfectamente expuestos en vitrinas y estanterías delicadísimas, te harán soñar con llevártelo todo a casa. Y no te culpo. Aprovecha también para llevarte algún souvenir azucarado para sorprender a tu familia y amigos a la vuelta de tu viaje.
La presentación está más que a la altura del sabor. Lo que no puedo prometerte es que esos chocolates viajen a casa ¡sin que los hayas devorado antes!