Qué ver y hacer en Milán en 2 días
Un fin de semana en la capital de Lombardía es un city break ideal. Es una ciudad de tamaño mediano, muy fácil de recorrer tanto a pie como con el transporte público.
¿Has reservado un vuelo a Milán? Bien hecho, la ciudad del norte de Italia es uno de los destinos emergentes de Europa. Con ocasión de la Expo de 2015 la ciudad ha ganado nuevos espacios públicos que se han juntado a sus atracciones históricas.
Hemos preparado una ruta que toca (casi) todos los puntos de interés. Sigue leyendo y descubre qué ver y hacer en Milán.
Día 1: lo esencial de la capital lombarda
La ruta del primer día empieza a los pies de su monumento más famoso: el Duomo. Antes de descubrir esta joya gótica vamos a deleitar el paladar con un buen desayuno. Encontrándonos en una zona turística hay que saber qué bares evitar para evitar decepciones. No te preocupes, hay decenas de opciones para escoger.
Empieza el día honrando la tradición
Tradicionalmente, en Italia el desayuno es dulce y una etapa en el bar prevé necesariamente cornetto y cappuccino. El “cornetto” es un croissant en forma de medialuna que puede ser vacío o relleno de mermelada de albaricoque, chocolate, Nutella, pistacho o crema pastelera. Para disfrutar de un buen desayuno puedes optar por las siguientes opciones:
- Marchesi 1824, una histórica pastelería milanesa con dos siglos de historia. La joya de la corona es la Torta Aurora, un bizcocho con sirope de vainilla de Madagascar y crema pastelera cubierto con un velo de nata montada, granos de bizcocho y azúcar glas (Galleria Vittorio Emanuele II)
- Panini Durini, el desayuno que combina tradición y modernidad. Si te gustan los pancakes, este es tu destino ideal. Tampoco faltan tostadas dulces, bowls de yogur y fruta fresca, muffins y rebanadas de tarta (Via Orefici 5 y Via Giuseppe Mengoni 4)
- Caffè Carlino, un bar que propone una selección de manjares elaborados en la histórica Pasticceria San Carlo. Además de los croissants te recomiendo probar sus krapfen (buñuelos rellenos de crema pastelera) y kiffel, el antepasado del cornetto (Via Giuseppe Mazzini)
- Iginio Massari, para los paladares más exigentes. Lleva el nombre de su creador, un maestro pastelero ganador de la Copa del Mundo de Pastelería en 1997 y de la Copa de Europa en 2002. Es un personaje muy conocido en Italia y ha participado en varias ediciones de Masterchef y otros programas dedicados a la repostería. No es barato pero vale la pena entrar para probar sus creaciones más famosas: maritozzo (un panecillo dulce relleno de nata), setteveli (una tarta con una mousse suave de avellanas, una capa de galleta crujiente y guarnición de frutos rojos) y macarons (Via Guglielmo Marconi 4)
Quédate a boca abierta a los pies del Duomo
Es el ícono de Milán y uno de los monumentos más imponentes de Italia. Esta iglesia gótica no deja indiferente a nadie. Los chapiteles adornados con estatuas de mármol blanco son un deleite para la vista.
Para disfrutar de la silueta que podemos apreciar hoy en día, ¡los milaneses tuvieron que esperar 500 años!. En efecto, las obras iniciaron en 1386 y terminaron a finales del siglo XIX.
En realidad podemos decir que la construcción no ha parado nunca. La Veneranda Fabbrica del Duomo es la institución histórica responsable de la conservación y mejora de la Catedral.
Fue inaugurada en 1387 por Gian Galeazzo Visconti, el Señor de Milán. Cada estatua o pieza de arte dañada es restaurada o reemplazada por un equipo de profesionales.
Al cruzar el umbral quedarás boquiabierto al ver la altura del techo. Sus naves ocultan miles de tesoros y algunos detalles curiosos como el San Bartolomeo Scorticato (una estatua que refigura el santo despellejado) o el Sacco del Giudizio Universale, un gran saco que cuelga de la Nave derecha que, según la tradición popular, sólo caerá en el fin del mundo. Hay miles de cosas que ver y si quieres profundizar te recomiendo leer el artículo sobre qué ver en el interior del Duomo.
Otra opción más que recomendable es subir a la azotea de la Catedral. Podrás admirar los 135 chapiteles, la Madonnina (la estatua dorada de la Virgen), la Galleria Vittorio Emanuele y los tejados de los edificios cercanos. En los días despejados, detrás de los rascacielos se divisan las Alpes.
También en este caso te recomiendo leer el post que te explica cómo subir a la terraza del Duomo de Milán y los precios de cada opción.
Visita el Museo del Novecento
Como sugiere el nombre, esta institución cultural se centra en la producción artística del siglo XX. Ocupa el interior del Palacio del Arengario cuya terraza solía acoger a Mussolini durante sus discursos políticos. El Museo del Novecento es un recién llegado en la plaza del Duomo y abre de martes a domingo, de 10:00 a 19:30.
Entre sus piezas más famosas es imposible no mencionar “Forme uniche della continuità nello spazio” (una escultura de Boccioni), “Il Quarto Stato” (una famosa pintura de Pellizza da Volpedo) y “Femme Nue” de Picasso. El precio de un billete ronda los 10 €.
Levanta la mirada en la Galleria Vittorio Emanuele II
Esta majestuosa estructura reticular de hierro y vidrio fue diseñada por el arquitecto e ingeniero Giuseppe Mengoni.
En la segunda mitad del siglo XIX, Milán quería alcanzar las grandes urbes de Europa y decidió reorganizar los alrededores de Piazza Duomo. Donde hoy se levanta un suntuoso pasaje cubierto, en el pasado se amontonaban residencias populares que fueron abatidas para dejar paso a la modernidad.
En su interior encontrás las tiendas de las marcas más prestigiosas, restaurante, bares y una histórica librería de arte: Libreria Bocca.
Si visitas Milán en Navidad verás el espléndido árbol adornado en el centro del pasaje cubierto. De costumbre, todas las decoraciones navideñas se encienden oficialmente el 7 de diciembre, el día del patrono de Milán: Santo Ambrogio.
Haz una parada en el Teatro alla Scala
Al salir de la Galleria Vittorio Emanuele llegarás a Piazza della Scala. La reconocerás por la estatua de mármol que representa a Leonardo da Vinci.
Unos pocos metros más allá se encuentra el templo de la lírica: el Teatro de la Scala. Fue fundado por voluntad de la emperatriz de Austria María Teresa para reemplazar el teatro ducal que había sido arrasado por un incendio.
Este lugar emblemático lleva la firma de Giuseppe Piermarini, un arquitecto muy activo en la región. Diseño tambíen el elegante Palazzo Belgioioso (Piazza Belgioioso 2), la Villa Reale de Monza (su obra maestra), el Palazzo Ducale y otros edificios. Desde siempre, la Scala hospeda los maestros de la lírica y los bailarines más famosos del mundo.
La acústica, ya de por sí excelente, fue mejorada en 2006 con la implementación de nuevos plafones mecanizados y paredes frontales. Puedes aprovechar la ocasión para ver la cartelera y reservar un espectáculo. Para más información te recomiendo leer el post sobre las entradas y cómo visitar el Teatro de la Scala.
Alcanza el Castello Sforzesco
Visitar el castillo de Milán es casi una obligación. Esta fortaleza es majestuosa y si hoy en día podemos apreciarla en todo su esplendor, el mérito es del arquitecto y histórico del arte Luca Beltrami. Recuperó los elementos originales y eliminó las añadiduras que lastraban la construcción.
El acceso principal se encuentra en Piazza Castello, a pocos metros de la plaza Largo Cairoli. Para llegar desde la Scala son suficientes diez minutos a pie. Al llegar verás una fuente y la silueta de la Torre del Filarete.
Para descubrir sus historias te recomiendo reservar un tour guiado que incluye el acceso al Museo de la Pietà Rondanini y el Museo de Arte Antigua. En alternativa, puedes visitarlo libremente de 7:00 a 19:30.
Descansa en Parco Sempione
Tras la visita al castillo puedes descansar un rato en el decano de los parques milaneses. Es el pulmón verde del centro desde 1893 y un lugar ideal para descansar.
Pasarás a lado del Acuario y a la Arena civica Gianni Brera, un antiguo estadio que fue la casa del F.C. Inter hasta 1947. Anteriormente, esta área salpicada de bosques, prados verdes y pequeños arroyos fue la plaza de armas de Milán.
Toma un aperitivo al Arco della Pace
A pocos metros del parque se encuentra una gran puerta monumental: el Arco della Pace. Su construcción empezó a principios del siglo XIX cuando la ciudad estaba sujeta al poder de Napoleón. Sin embargo, las obras fueron ultimadas en 1838 cuando Milán ya había vuelto bajo la influencia del Imperio austro-húngaro.
A su alrededor se encuentran decenas de bares donde disfrutar de un buen aperitivo. ¡En algunos sitios son como cenas! Puedes escoger uno de estos establecimientos:
- Living Liqueurs & Delights, un bar con una extensa selección de vodka. Se caracteriza por el ambiente elegante y una cocina moderna que propone tentempiés sabrosos y originales. También es una opción recomendable para hacer un brunch (Piazza Sempione 2)
- Deseo, una referencia en Milán. Cuenta con un rico happy hour con buffet y cocktail tanto clásicos como originales. Se recomienda reservar con suficiente antelación (Corso Sempione 2)
- Jazz Cafè, un lugar con mucho encanto. Su oferta para los aperitivos es muy variada e incluye también sushi roll y pizza. Más tarde, un dj set ameniza la noche (Corso Sempione 8)
- Parco Milano, un bar a dos pasos del Arco della Pace. Con un poco de suerte podrás encontrar sitio en las mesas del exterior y disfrutar de las vistas. Espera a que pase un tram para sacar unas fotos más evocadoras (Piazza Sempione 5)
- Tutto bene, el paraíso para los amantes de quesos y embutidos. Durante el aperitivo puedes probar el “Tagliere misto”, una tabla con salame felino (un salami típico de la provincia de Parma), prosciutto crudo (jamón curado), pecorino de Cerdeña (queso de oveja curado) con miel y otros manjares (Via Luigi Cagnola 4)
Día 2: modernidad e historia
La ruta del segundo día empieza en la zona más moderna de Milán: Garibaldi - Porta Nuova. Después de un importante proyecto de recalificación urbana, el área ha renacido gracias a los edificios y espacios urbanos firmados por arquitectos del calibre de César Pelli y Stefano Boeri. Las obras han revitalizado también Isola, un barrio histórico barrio popular.
Descubre Garibaldi - Porta Nuova - Isola
Como decía antes, el proyecto urbanístico Porta Nuova ha revolucionado estos barrios. En esta zona se encontraba una estación de trenes que quedó en desuso. Por largos años, la zona quedó abandonada.
El barrio de Isola (isla en español) debe su nombre al aislamiento provocado por el cercano ferrocarril. Las obras han roto las viejas barreras regalando al mismo tiempo nuevos atractivos a la ciudad. A continuación encuentras algunos:
- Piazza Gae Aulenti, el símbolo del Renacimiento milanés. Se encuentra en una posición sobreelevada y se puede acceder a ella con unas escaleras mecánicas. Está rematada por tres fuentes infinitas y unas esculturas contemporáneas
- Corso Como, una calle peatonal que conecta Piazza XXV Aprile con la estación de ferrocarriles de Garibaldi. Es la Meca de la nightlife local. Si te interesa el tema, te recomiendo leer el post sobre qué hacer en Milán de noche
- Torre Unicredit, el rascacielo proyectado por el argentino César Pelli. Es una joya arquitectónica que destaca por sus líneas sinuosas y por la icónica torre que se levanta en el cielo de la ciudad (Piazza Gae Aulenti 3)
- Fonderia Napoleonica Eugenia, una antigua fundición de bronce que realizó campanas y monumentos durante más de un siglo. Actualmente alberga un museo dedicado al arte de la fundición de metales (Via Genova Thaon di Revel 21)
- Bosco Verticale, un rascacielo recubierto de vegetación. El trabajo del arquitecto Stefano Boeri está inspirado en las políticas de reforestación y renaturalización de los bordes de las áreas urbanas. En 2014 ganó el International Highrise Award, un concurso bienal que asigna el premio al rascacielos más bonito del mundo
Pasea en la Biblioteca degli Alberi
Otro hito de la gran transformación milanesa es la Biblioteca degli Alberi, un parque urbano diseñado por la arquitecta holandesa Petra Blaisse. La particularidad de esta área verde son las 23 especies de árboles dispuestas en anillos que conforman unos pequeños bosques.
En su perímetro se encuentra también un laberinto de arbustos, un estanque, dos áreas dedicadas a los perros y centenares de flores y plantas.
Si buscas cosas qué hacer en Milán con niños, la Biblioteca degli Alberi es una etapa obligada. Encontrarás un área dedicada cuya superficie esponjosa hospeda unos columpios de varios tipos.
Unos metros más allá verás también una pista de atletismo, paralelas y máquinas de entrenamiento (Via Gaetano de Castillia 18/20).
Párate enfrente de la Stazione Centrale
A unos diez minutos de camino del parque se encuentra la estación de ferrocarriles más importante de la ciudad. Desde aquí tomaremos el metro para llegar a la siguiente etapa y mientras tanto, aprovechamos la ocasión para admirar la silueta de este imponente edificio.
Es difícil decir a qué corriente artística pertenece ya que incluye elementos de estilo asirio-babilónico, neoclásico y modernista. Lo que es cierto es que su tamaño es típico de la arquitectura fascista.
Entra en la Iglesia de San Maurizio
Desde la Stazione Centrale, baja al metro para coger la línea 3 en dirección Abbiategrasso o Assago Milanofiori Forum. Después de cinco paradas llegarás a Cadorna.
Al subir en la superficie verás la escultura que representa una aguja y unos hilos coloreados y una estación detrás del monumento. Por cierto, desde aquí salen los trenes hacia el norte de la región. Las excursiones al Lago de Como empiezan aquí.
La iglesia de San Maurizio al Monastero Maggiore se encuentra unos pocos metros más allá. Es apodada “la Capilla Sixtina de Milán” por las magníficas pinturas que cubren techo y paredes.
Acogía unas monjas de clausura y un tabique denominado "Coro delle Monache" separa la zona pública de la reservada a las religiosas. Se puede visitar de miércoles a domingo, de 10.00 a 17.30 (Corso Magenta 15).
Admira Santa Maria delle Grazie y su joya más preciada: La última cena
Una vez salido de la iglesia de San Maurizio, sigue por Via Magenta en dirección este para llegar a otro templo: Santa Maria delle Grazie.
Esta iglesia de tres naves es un ejemplo del estilo lombardo de principios del Renacimiento. Su silueta triangular y sus ladrillos rojizos son su seña de identidad. En el interior se encuentran 14 capillas que fueron utilizadas como lugar de entierro de las familias más prominentes.
La Última Cena de Leonardo da Vinci es uno de sus cuadros más famosos y se encuentra en el comedor del antiguo convento de los dominicos anexo a la iglesia. Fue un encargo de Ludovico il Moro y retrata a Jesús con los doce apóstoles.
Para visitarlo es imprescindible reservar con antelación o bien elegir un tour guiado. De costumbre, una visita guiada a la iglesia y al dibujo ronda los 90 €.
Descubre el jardín de Leonardo
Justo enfrente de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, en Corso Magenta 65, se encuentra un lugar que pocos milaneses conocen: la Viña de Leonardo da Vinci.
El genio toscano vivió en la capital lombarda por 18 años y en este tiempo se ocupó de varios asuntos, de la reorganización de los canales a las pinturas del castillo.
Para homenajear a Leonardo, el duque Ludovico el Moro le regaló un viñedo ubicado en el jardín de Casa Atellani, una residencia rinascimental de rara belleza.
Para visitar estos ambientes tienes dos opciones: una entrada con audioguía (10 € a persona) o una visita guiada en grupos pequeños (20 € a persona). Si te interesa la figura del polímata florentino te recomiendo visitar el Museo Leonardo da Vinci de Milán (Via San Vittore 21).
Camina hacia la Basílica de Sant’Ambrogio
Una vez salido, toma Via Bernardino Zenale y después gira en Via San Vittore, en pocos minutos llegarás enfrente de una iglesia que a menudo pasa en segundo plano: Sant’Ambrogio.
Està dedicada al patrono de ciudad que nació en Galia en el siglo IV y encontró fortuna en Milán. A él se debe la fundación de la diócesis local y de la construcción de cuatro basílicas.
Es un lugar de culto muy antiguo ya que se levanta sobre los cimientos de una antigua iglesia paleocristiana. Tras la muerte del santo, la iglesia fue modificada en varias ocasiones hasta alcanzar la configuración actual.
En su interior puedes ver el sarcófago de Estilicón, un general romano de origen bárbaro que ejerció la regencia del Imperio Romano de Occidente hasta su muerte.
Se puede visitar libremente de lunes a sábado, de 10:00 a 12:00 y de 14:30 a 18:00. Los domingos el horario de apertura se reduce: de 15:00 a 17:00.
Termina el día en los Navigli
Ningún viaje a Milán podría ser completo sin una etapa a orilla de los canales. En el pasado era una pequeña Venecia en medio de la llanura aunque hoy en día sólo sobrevive la Dársena de Porta Ticinese (el viejo puerto de Milán. Siguió operativo hasta los años sesenta), el Naviglio Grande (un canal que nace en el río Ticino y termina en la dársena), el Naviglio Pavese (llega hasta la ciudad de Pavía) y el Naviglio della Martesana (conecta Milán con el río Adda).
Exceptuando el último, los demás canales se concentran en un barrio: Navigli. Tómate un tiempo para pasear a orillas de los canales y admirar algunos de los rincones más auténticos de la vieja Milán: Vicolo dei Lavandai (un rincón pintoresco de la ciudad de antaño), el Cortile degli artisti (una típica casa de barandilla lombarda con vistas al Naviglio Grande) o la Conchetta, una barrera que permitía a los barcos salvar la diferencia de altura entre dos canales.
En esta zona hay decenas de bares y restaurantes. Si quieres probar algo típico, puedes reservar una mesa en Brellín, una taberna que propone los platos de la tradición milanesa.
Te recomiendo probar el ossobuco (una porción de tibia de ternera con el tuétano cocido en una salsa a base de ralladura de limón y vino blanco) y la cotoletta alla milanese (una chuleta de ternera con hueso recubierta de pan rallado y cocinada en mantequilla clarificada). Se encuentra en Vicolo dei Lavandai, Alzaia Naviglio Grande 14.
¿Qué hacer en Milán en caso de mal tiempo?
El invierno en Milán suele ser frío y con precipitaciones. Sin embargo, la lluvia no supone un problema. En caso de mal tiempo, puedes dedicar un día a los museos. Además de los ya mencionados en el artículo, puedes escoger una de las siguientes opciones:
- Fondazione Prada, la ciudadela del arte en el sur de Milán. Hospeda tres exposiciones permanentes - Atlas, Haunted House y Processo grottesco - y temporáneas. Abre todos los días a excepción del martes. Puedes llegar fácilmente con la línea 3 del metro (Largo Isarco 2)
- Museo del Design Italiano, un espacio dedicado a las piezas de diseño más importantes del país transalpino. Se encuentra dentro de la Triennale, un museo cerca del Parco Sempione y del Castillo (Viale Emilio Alemagna 6)
- Fabbrica del Vapore, un complejo de arqueología industrial cerca del Cementerio Monumental. Lo que antes era una fábrica es en la actualidad uno de los espacios expositivos más importantes de Milán. Suele abrir de 8:00 a 19:30 (Via Procaccini 4)
- Museo Poldi Pezzoli, la colección de arte de Gian Giacomo Poldi Pezzoli. Las piezas se albergan en una residencia aristocrática milanesa de finales del siglo XIX. Entre las obras más destacadas podemos mencionar “Pra della Valle in Padova” (Canaletto) y “Ritratto di giovane dama” (Piero del Pollaiolo). la institución cultural se encuentra cerca de la famosa Via Montenapoleone (Via Alessandro Manzoni 12)
- Museo Mondo Milan, el espacio dedicado al equipo rossonero. En la sala de trofeos puedes ver las Champions League, copas de la Serie A y otros trofeos ganados en más de 100 años de historia. El Museo se encuentra en la adveniristica Casa Milan, la nueva sede del club a escasa distancia del estadio de San Siro (Via Aldo Rossi, 8)
¿Vale la pena ver los alrededores de Milán en un viaje de dos días?
En mi opinión no merece la pena. Un fin de semana es perfecto para descubrir lo esencial de Milán sin tener que acelerar demasiado el ritmo de las visitas. Hay una excepción: si visitas la capital lombarda en verano, una excursión es más que aconsejable. En junio, julio y agosto, las temperaturas suben bastante en la ciudad.
Afortunadamente no faltan opciones para encontrar aire más fresco. Uno de los destinos más famosos es el Lago de Como. Desde Milán el trayecto es corto tanto en tren como en coche. En sus riberas encontrarás decenas de pueblos bonitos a orillas del lago y paseos en barco para disfrutar del panorama en pleno comfort.